domingo, 10 de noviembre de 2013

ARÁNDANOS

- No me dejás escuchar
- ¿Querés que te traiga sal?
- No gracias, está bien...
- ¿Cómo me quedó?
- Bien, ya te dije...
- ¿Seguro que no querés que te traiga sal? No le puse porque no sabía si te gustaba con sal o no.
- Me gusta sin sal, está bien, gracias...

- ¿Mañana a qué hora te vas?
- ¡Quiero escuchar la entrevista! ¡Por favor!
- Te pregunto para saber si me despierto más temprano para hacerte el desayuno...
- Yo me lo hago no te hagas problema.
- Te lo hago yo, no me cuesta nada.
- A mí tampoco me cuesta nada.
- Pero yo te lo hago, decime a qué hora te levantás.
- ¡Estoy viendo la entrevista pero no puedo escuchar nada! ¡Por favor!
- ¡Bueno pero decime a qué hora te levantás y no te jodo más!
- Me levanto temprano, a las siete y media.
- Ay es muy temprano...
- Si.
- ¿Te molesta si mañana no te hago el desayuno?
- ¡Me molesta que no pares de hablar mientras trato de escuchar una entrevista!
- ¿Por qué me hablás así? ¡Te hago la comida, te quiero preparar el desayuno y te enojás!
- Perdón, ya sé, sos un amor, dejame escuchar esto, son diez minutos y van al corte.
- Bueno me levanto igual, supongo que despertándome a eso de las siete me da el tiempo para prepararte un juguito, un café con leche y unas tostadas con mermelada. El marido de Miriam fue a Colonia y le trajo como cuatro bollones con mermeladas de diferentes sabores. Hoy pasó de tarde Miriam a tomar unos mates y me trajo un par de vasitos de requeson rellenos con mermelada, uno con una de duraznos y otra de una fruta rara que dice Miriam que es buenísima para todo, aranda se llama, es como la fambruesa pero violeta dice.
- Arándanos.
- ¿Lo qué?
- ¡Arándanos, arándanos!
- ¿Qué cosa decís? ¡Ay no te entiendo!
- ¡Debe ser mermelada de arándanos no de "aranda"!
- Ah sí, es de eso, de aranda.
- ¡Arándanos!
- Sí eso. Ah mirá, se fueron al corte, ahora sí, decime, ¿querés que te traiga sal?