sábado, 14 de diciembre de 2013

Depende

- Si, ¿y?
- ¿Y? ¡Que sos grande para seguir dependiendo de tus viejos! ¡Conseguite un laburo!
- Yo ya laburo...
- Un laburo en serio, normal, algo que te de un ingreso fijo, que te permita independizarte de una vez.
- ¿Independizarme de quién?
- ¡De tus padres!
- ¿Y de los jefes que voy a tener cómo hago para independizarme? Voy a seguir dependiendo de un tercero, salvo que cumpliendo órdenes, horarios, haciendo algo que no me llena y corriendo el riesgo de que por H o por B un día me den una patada en el culo y quede sin laburo ¿Ahí qué hago, vuelvo a lo de mis viejos?
- No puedo creer que te cueste tanto abandonar el nido...
- No es eso, algún día me voy a ir (supongo) pero cuando pueda valerme por mí mismo, sin trabajar para otro, sin ser explotado por un patrón sudando como un burro mientras él o ella la levanta en pala y me tira las sobras.
- No seas exagerado, hay laburos buenos, tenés estudios y capacidad, podés conseguir algo por un buen sueldo que te de para comprarte la ropa que te gusta, salir a bailar, comer afuera...
- No estoy hablando de cantidad sino de proporción, puedo cobrar muy muy bien, aún así me seguirá molestando que otro se lleve diez veces más si soy yo el que le hace ganar esa plata. A ver si entendés, no va por la guita, prefiero ir a una plaza a tomar mate en vez de salir a bailar, ropa tengo suficiente y si quiero comer afuera me hago unos refuerzos y los como en la playa. Si voy a depender de alguien prefiero depender de mis padres que de un desconocido que encima me cae mal.
- ¡Todo el mundo labura en más o menos las mismas condiciones, que se le va hacer! Sí, es verdad, es una cagada laburar para otro, pero bueno, por ahora es lo que hay, no queda otra a veces...
- Claro, a veces no queda otra, pero en mi caso si: hacer lo que me gusta, ganar dos pesos y seguir laburando hasta que un día pueda trabajar para mi mismo sin depender de la ayuda de mis viejos...
- ¿Llegará eso algún día?
- Ni idea, ¿y vos crees que algún día dejarás de pasarte cuarenta horas semanales mirando el reloj ansiosa para salir del trabajo y poder ir al shopping, comprar la ropa que te gusta, comer afuera y salir a bailar?

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Dormir

- ¿Te vas a dormir ya?
- Si.
-¿Pero ya ya?
- Si, ya ya, ¿Por?
- No, por nada...
- Decime.
- No importa...
- ¿Querías un vaso de agua? ¡Andá a buscarlo vos, no seas mala!
- ¡No quería un vaso de agua! ¿Por qué siempre me hablás como si fuese una molestia? ¡No quería un vaso de agua!
- ¿Qué querías?
- ¿Por qué querría querer algo?
- ¿Por qué me preguntaste "te vas a dormir ya"?
- Por otra cosa.
-¿Qué cosa?
- Ahora no importa, hasta mañana...
- No te pongas pendeja, decime.
- ¿Pendeja? ¿Cuál es tu problema mijio? ¿Por qué me hablás así?
- ¿Y qué querés que te diga si te hacés la misteriosa? ¿Me vas a decir qué querías?
- No tengo ganas de que me hables así, hasta mañana.
- No seas boba, te estoy hablando bien, ¿me decís por favor por qué me preguntaste si me iba a dormir ya?
-...
-¿Me decís?
-....
-¿Me escuchás?
- ...
- ¿Te dormiste ya?

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Opinión

- Podés decir lo que quieras, pero no voy a cambiar de opinión.
- ¡No tiene sentido que te coloques en esa posición!
- Ya sé todo lo que vas a decir. No me interesa. Ninguno de tus argumentos va a cambiar lo que pienso.
- ¿Por qué?
- Porque no.
- ¡Qué sabés si todavía no te dije nada!
- No sigas, no tiene sentido.
- ¿Qué no siga con qué?
- Con ésto.
- Si tan convencida estás de lo que pensás, ¿por qué el miedo a escucharme?
- ¿Miedo? ¿Quién habló de miedo?
- Sino estás dispuesta a escuchar mis argumentos es porque tenés miedo de que te convenza, tenés miedo de que yo tenga razón y tengas que retractarte. Tenés miedo a aceptar que estás equivocada, para tu ego sería rebajarse, aceptar la derrota...
- Si tuvieras razón te sería más sencillo darme los argumentos adecuados, ya me hubieras convencido hace rato...
- ¡Pero si no me dejas hablar!
- ¿Ah no y qué estás haciendo ahora?
- No juegues, sabés de que te estoy hablando.
- ¡Viste, estás hablando, te estoy dejando hablar!
- ¡Sí pero no de lo que te quiero hablar!
- ¿Y por qué no me hablás de lo que me querés hablar en vez de hablarme de cosas de las cuales no querés hablar?
- ¡Porque dijiste que no ibas a cambiar de opinión diga lo que diga!
- Esto que estás diciendo no ayuda en nada a que cambie de opinión. Estás hablando pero sin decir nada...
- Bueno, escuchá lo que tengo para decir y después me decís. Si seguís pensando lo mismo bien, pero al menos dame el derecho a replica.
- Podés decir lo que quieras, pero no voy a cambiar de opinión.