lunes, 11 de mayo de 2015

CRISIS 10_05

EXT - CARRETERA DESOLADA - DÍA

El sol calienta el asfalto. El paisaje es inmenso, abierto, amplio, verde amarillento los pastos, despejados y azules los cielos.

HORACIO (30) espera de pie en medio de la carretera debajo de un paraguas negro. Mira su reloj, luego al horizonte. Abre el maletín que tiene a su costado y saca un larga-vistas. Observa por el aparato. A uno y otro lado de la carretera no se ve más que vacío.

RAQUEL (30) camina apresurada arrastrando una valija, a lo lejos divisa la figura de Horacio.

Horacio ve por sus larga-vistas acercarse a Raquel. Chequea la hora en su reloj.

Raquel llega hasta Horacio, detiene su andar, observa alrededor.

HORACIO

Llegás tarde...


RAQUEL

¿Y Pablito?

HORACIO

Llegás tarde...

RAQUEL

¿Dónde está Pablito?

HORACIO

Estás llegando tarde Raquel...

RAQUEL

No empieces Horacio, falta una hora para el acto...

HORACIO

Quedamos en llegar dos horas antes 
por si alguien llegaba 
temprano, para que supieran que era acá.

RAQUEL

Llegué temprano, falta una hora....

HORACIO

Habíamos quedado a las 10.

RAQUEL

No voy a empezar a discutir...

HORACIO

¿Quién está discutiendo? Yo no estoy discutiendo,
te recuerdo nada más lo que habíamos acordado.

RAQUEL

¿Dónde está Pablito?

HORACIO

No sé, no ha llegado, se debe haber retrasado 
por la llanta...

RAQUEL

¿La llanta? ¿Le hiciste traer la llanta Horacio?

HORACIO

Fue idea suya lo de la llanta...

RAQUEL

¿En serio fuiste capaz de hacerlo caminar 30 km 
arrastrando una llanta de camión desde su casa hasta acá?

HORACIO

Te repito, lo de la llanta fue idea suya, él está convencido de que no
se puede llevar a cabo  un acto con corte de ruta sin prender fuego
alguna llanta, ¿quién soy yo para decirle que no la traiga?

RAQUEL

Das asco...

HORACIO

Mire compañera, le voy a pedir dos cosas: primero, que me trate con respeto, de igual 
manera que la trato yo. Segundo, aprenda a separar, una cosa es nuestra relación
conyugal y otra es nuestra relación como compañeros de organización, ahora, acá, en este 
momento, no somos más que compañeros, por ende, debemos hacer el esfuerzo
de dejar de lado nuestras cuestiones personales por el bienestar del colectivo y tratarnos con respeto.

Mientras Horacio termina de hablar Raquel acuesta su valija y se sienta sobre ella. Saca de su cartera un cigarro, lo enciende y se pone a fumar.

HORACIO

No fumes Raquel...


Raquel no responde, sigue fumando. Horacio mira su reloj, luego observa el horizonte por el larga-vistas. Nadie se aproxima. 

Horacio guarda el aparato en su maletín. Mira a Raquel.

HORACIO

¿Y esa valija?

RAQUEL

Me voy de casa...

HORACIO

¿Cómo?

RAQUEL

Me voy de casa, ni bien llegue Pablito, le doy un beso, un abrazo, y me tomo el primer ómnibus a la ciudad.

HORACIO

¿Qué?

RAQUEL

Eso, que me voy a la ciudad. Vine al acto sólo para despedirme de Pablito.

HORACIO

¿Te vas?

RAQUEL

Sí.

HORACIO

¿No te vas a quedar al menos hasta que termine el acto?

RAQUEL

No.

HORACIO

¡No podés irte en medio del inicio de una revolución!

RAQUEL

¿Qué Revolución Horacio? ¿De qué hablás? Si sabés igual que yo que no va
a venir nadie al acto. Yo vine hasta acá para despedirme de Pablito, 
nada más, paso un rato con él y después me voy.

HORACIO

Estuvimos tres meses repartiendo volantes y difundiendo el acto por megáfono en
el pueblo, los vecinos van a venir, vas a ver, están interesasdos en escuchar la proclama...

RAQUEL

No va a venir nadie...