sábado, 22 de junio de 2013

Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago.

Los por qué son inatrapables. Cuando parece que estamos a punto de abrazarlas, las verdades se escurren por entre nuestros brazos y de la aparente respuesta inicial descubrimos una pregunta aún mayor. 

Sabiendo que era imposible, comenzó de todos modos a escribir para tratar de entender el mundo. A sus ochenta y siete años, José Saramago reconoció que nunca logró aquel utópico objetivo. Sin embargo, como un doctor parado frente a una extraña enfermedad de la cual no conoce con precisión las causas, pudo sí dar un diagnóstico exacto de la actualidad, describiendo los síntomas que padecemos como sociedad valiéndose de alegorías fantásticas. 

Tras la insistencia del director brasileño Fernando Meirelles, el escritor luso cedió finalmente a otorgar los derechos para la primera adaptación cinematográfica de una de sus obras: Ensayo sobre la ceguera. El resultado fue Blindness, un drama de ciencia ficción protagonizado por Julianne Moore. 

La película mantiene esa perturbadora violencia que brota del Hombre al enfrentarse ante situaciones límites, aspecto intrínseco de la bajeza humana que forma parte de la esencia del libro. Pero como era de esperar, la versión de Meirelles no le llega ni a los talones al texto original. 

Todo transcurre en una ciudad cuya identidad jamás es revelada, podría tratarse de Montevideo, Lisboa o Nueva York. Tampoco sabemos como se llaman los personajes, su construcción psicológica es tan rica que sobra saber sus nombres.

Saramago fue un maestro destruyendo las estructuras narrativas clásicas. Literato, conocedor profundo de su lengua, se divirtió rompiendo todas y cada una de las reglas y consejos que suelen brindar a los alumnos los profesores de literatura. 

Párrafos casi infinitos. Subordinada tras subordinada los enunciados se vuelven largas hileras de caracteres consecutivos, filas de hormigas que demoran en llegar al punto final. Diálogos insertos en una oración sin comillas que los aíslen, sin aclararnos quién habla, empezando con mayúsculas después de una coma. 

Como en las Intermitencias de la muerte (donde de un día para el otro la parca decide dejar de trabajar) o en Ensayo sobre la lucidez (donde el 90% de los ciudadanos de una capital optan por votar en blanco poniendo en jaque al oficialismo y los demás partidos políticos), en Ensayo sobre la ceguera, una situación extraordinaria sirve de punto de partida para escudriñar en las profundidades del espíritu humano, exponiendo a la luz su lado más oscuro como también sus aspectos más nobles y sus mejores virtudes. 

Dueño de un pesimismo raro, Saramago agita las conciencias mostrándonos al mismo tiempo lo cerca que estamos del apocalipsis y de la salvación, caminando ciegos por una delgada línea divisoria. 



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