sábado, 9 de marzo de 2013
SOBRE GLOBOS Y ELEFANTES
PABLO y LUCÍA caminan por un parque. Visten ropa de noche, lentes negros los dos.
Pablo: ¿No querés sentarte?
Lucía: Acá no…
(Silencio)
P: Si atás muchos globos llenos de helio a un elefante, ¿podés hacerlo flotar? No digo hacerlo volar demasiado, solo flotar, que se eleven las patas del suelo
L: ¿De cuántos globos estamos hablando?
P: Muchos
L: Capaz…
P: No sé, si se puede seguro que a alguien ya se le ocurrió antes
L: ¿Te parece?
P: Y si…
L: ¿Y para qué va a querer alguien levantar un elefante con globos de helio?
P: Podría ser una buena publicidad para una marca de globos
L: No existen marcas de globos
P: Claro que existen
L: Nombrame una
P: No sé Lucía, pero alguna debe haber, los globos existen, alguien los tiene que fabricar
L: ¿Tenés sueño?
P: No
L: Yo tampoco
P: ¿Te quedan cigarros?
L: El último.
P: ¿Fumamos a medias?
L: Fumalo vos
P: Fumamos a medias
L: Fumalo vos
Lucía saca su último cigarro y convida a Pablo. Este lo enciende, fuma una pitada.
P: Helio y globos…
L: ¿Qué?
P: ¿Dónde se pueden conseguir a esta hora?
L: Ni idea, pero seguro que un elefante no vas a encontrar en ningún lado
P: No es para el elefante
L: ¿Y entonces para qué los querés?
P: Para nosotros, para irnos a casa volando
L: Pablo, ya estamos volando, en un zeppellin, en pleno viaje lisérgico...
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