miércoles, 15 de enero de 2014

CHARLA EN UN BAR



CHARLA EN UN BAR

Un hombre de traje sentado a la mesa en un pequeño bar barrial, manos temblorosas, toma café mientras dialoga con la persona que tiene en frente, es también un hombre, pero por el momento no lo vemos, sólo escuchamos su voz.

- No podemos vernos más…

- ¿Qué?

- Perdón, pero es así…

- ¿Es por tus padres?

- Si…

- ¿Saben que volví?

- Si…

- ¿Cómo?

- Una vecina me vio hablando contigo…

- ¿Tu mujer ya lo sabe?

- Todavía no, pero me aterra que se entere, no sé cómo podría reaccionar. No quiero verme en la situación de tener que elegir entre ella o vos, no quiero, no quiero…

El hombre de traje está a punto de quebrar. Su interlocutor lo abraza. En ese consuelo descubrimos que aquel segundo hombre no es precisamente un Hombre sino un tipo color naranja, de nariz prominente y ropa extravagante: un amigo imaginario.

-Tranquilo, ya hemos pasado por esto muchas veces y ya ves, seguimos juntos…

- Pero esta vez quiero que te vayas…

-¿Qué?

- Perdón, pero quiero que te vayas, que ya no vuelvas…

- ¿Te traté mal?

- No…

- ¿Te grité?

- No…

- ¿Te hice llorar?

- No…

- ¿Alguna vez te fallé?

- No es por eso, entendeme, es difícil para mí…

- ¿No me querés ver más porque creés que no soy real? ¿Es eso?

- Y… En parte un poco es por eso, si…

Permanecen unos segundos en silencio. El amigo imaginario comienza a hablar con la mirada perdida.

-Sé que el monte Everest mide 8.848 mts, que los esquimales pueden diferenciar hasta 8 tonalidades diferentes de blanco, que Omán es el único país en el mundo que empieza con “O”, puedo decir fluidamente “El rey de Constantinopla se quizo constantinopolizar, ¿quién será el constantinopolizador que lo constantinopolizará mejor?”, me gusta el queso y las frutillas pero no me gusta el chesseecake, hablo francés y guaraní, bailo, canto y actúo. ¿Cómo puedo no ser real?

Otro silencio. La mirada del hombre de traje recorre el lugar. Parece estar meditando sobre la reciente argumentación de su amigo imaginario.

-Pensé que Omán se escribía con “h”…
-No, es con “o”, dame bola…

-Igual, mi psiquiatra me advirtió que ibas a usar cualquier pretexto para convencerme de que sos real, pero me dijo que no te escuchara, que ya estoy grande para amigos imaginarios…

- A tu psiquiatra sólo le interesás en la medida en que le pagues…

- Mis padres piensan lo mismo…

- ¿Ves? Es que los psiquiatras son una porquería…

- ¡Piensan lo mismo que mi psiquiatra, que ya estoy grande!

- ¿Y cómo estamos tan seguros que soy imaginario? Yo no me siento imaginario…
-¡Porque sólo yo puedo verte!
- Mis padres tampoco pueden verte y sin embargo no ando por ahí acusándote de no ser real…

-¡Mozo, un agua por favor!

- ¿Y si soy yo el que te está imaginando a vos? ¿O sí es tu psiquiatra que nos está imaginando a los dos? ¿O si tus padres nunca pudieron tener un hijo y ahora se imaginan a uno que tiene un amigo imaginario a los cuarenta años? ¿Eh? ¿Eh?

Mientras el señor naranja habla, el mozo llega con una botella de agua, la destapa, sirve un vaso al hombre de traje, quien abre un frasco de pastillas y toma unas cuantas de un trago. Casi al instante el amigo imaginario se calla, se pone el saco, su sombrero y abandona el bar, más triste que enojado.











1 comentario:

  1. buenísimo!! felicitaciones y a seguir alimentando a la fámelica bestia llamada imaginación!

    ResponderEliminar